
Els fets més importants i crucials pel nostre destí esdevindran en qüestió de segons. Una paraula, un gest, un llamp, i la vida es capgira.
Mentrestant, allò més insignificant i inútil seguirà ocupant gran part del dia a dia. Quotidianitat malgastada. Temps esvaït, com alguns petons.
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A mí siempre me ha sorprendido el asunto ese de los cuadros. Están colgados durante años, después, sin que pase nada, pero nada de nada, zas, al suelo, se caen. Están ahí, colgados del clavo, nadie les dice nada, pero ellos, en cierto momento, zas, se caen al suelo, como piedras. En el silencio más absoluto, con todo inmóvil a su alrededor, ni tan siquiera una mosca que se mueva, y ellos, zas. No hay una causa. ¿Por qué precisamente en ese instante? No se sabe. Zas. ¿Qué es lo que ocurre a un clavo para que decida que ya no puede más? ¿Tiene él también un alma, el pobrecillo? ¿Toma decisiones? Habló largamente sobre el tema con el cuadro, estaban indecisos sobre cómo actuar, hablaban de ello todas las noches, desde hacía años, después decidieron una fecha, una hora, un minuto, un instante, ya está, zas. O los dos sabían ya desde un buen principio, ya estaba todo preparado, mira, yo me largo dentro de siete años, por mí está bien, de acuerdo, pues entonces quedamos para el trece de mayo, vale, hacia las seis, pongamos las seis menos cuarto, de acuerdo, pues buenas noches, hasta entonces. Siete años después, un trece de mayo, a las seis menos cuarto: zas. No hay quien lo entienda. Es una de seas cosas que es mejor no pensarlas, porque si no puedes acabar volviéndote loco. Cuando se cae un cuadro. Cuando despiertas una mañana y ya no la amas. Cuando abres el periódico y lees que ha estallado la guerra. Cuando ves un tren y piensas tengo que largarme de aquí. Cuando te miras en el espejo y te das cuenta de que eres viejo.
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Alessandro Baricco a Novecento.